LAGO GREY

Agosto, 2020
LAGO GREY

Una preciosa cueva de hielo cristalino fue, precisamente, el punto más lejano que alcanzamos en ese mítico viaje a dedo en 1982, donde recorrimos durante 40 días buena parte del sur de Chile. Recuerdo haber llegado a Torres del Paine luego de transitar un largo camino (prácticamente todo ripiado desde Punta Arenas). Llegar al lago Grey era un viaje muy largo. Obviamente, no existía catamarán en Pehoé, por lo que había que caminar desde la Administración de Conaf en el lago Toro o desde el refugio Pudeto, cruzando un puente colgante peatonal que hoy ya no existe.

Claramente, los tiempos han cambiado y conocer el Grey es infinitamente más fácil hoy que hace 30 o 40 años.

Existen muchas formas de llegar. La primera es conocer la Hostería Lago Grey en el extremo sur del lago, y caminar por la extensa playa hasta un mirador donde se observan decenas de témpanos con el glaciar al fondo.

Desde la playa sale una lancha que, diariamente, se acerca hasta el frente del glaciar y permite la observación de esa imponente pared de hielo.

Para los más aventureros, está la opción de llegar al glaciar tanto en el circuito W como en la O. Este último permite bordear una buena parte del glaciar y, además, observarlo desde las alturas en el paso John Garner.

Desde el Refugio Grey -punto donde convergen tanto la W como la O- existe la posibilidad de tomar dos viajes guiados. El primero es navegar en kayak hacia los témpanos, hasta desembarcar en una playa frente a la pared de hielo; la segunda opción es tomar una lancha para luego desembarcar y caminar un buen trecho por la morrena hasta llegar al hielo mismo. Es ahí donde se inicia una inusual caminata con crampones y todos los elementos de seguridad, por las inconmensurables lomajes de hielo, donde, de vez en cuando, nos sorprende alguna cueva donde se puede entrar y disfrutar otra perspectiva de este lugar mágico.